“La industrialización, la economización de la educación es una de las plagas más monstruosas de nuestro tiempo. Le roba a los que están aprendiendo el placer, la creatividad, la libertad” André Stern, Jugar
El origen de la escuela
Hay una pregunta recurrente que suelen hacerse los niños, y es: ¿Quién narices inventó la escuela? Y la hacen de manera inocente, creyendo en el fondo que la escuela está ahí desde siempre, igual que está para ellos el agua corriente o la electricidad.
Pero no, a caballo entre los siglos XVIII y XIX, en Prusia, nace el concepto actual de escuela, obligatoria, pública y gratuita. ¡Hace solo dos siglos! Y no, no pretendía facilitar la igualdad o el libre acceso al conocimiento, sino que su pretensión real era lograr la docilidad y la obediencia ante el temor a que se expandieran las revoluciones que estaban dinamitando a los monarcas absolutos desde Francia. Y su estructura era militar, basada en la disciplina y el autoritarismo.
Súbditos obedientes y mano de obra dócil para la creciente revolución industrial.
La escuela hoy
Siglo XXI, doscientos años después. La escolarización ha resultado ser una estrategia genial para preservar el orden social, para que nada cambie.
Desde arriba, alguien decide tu aprendizaje:
- Lo que debes estudiar, no lo que a ti te interesa o en lo que tienes talento.
- Con quién estudiarás: con niños de tu misma edad, separado del resto de la sociedad.
- Dónde estudiarás: encerrado en un recinto, separado de la comunidad.
- Cuánto tiempo estudiarás, nunca el que tu pasión te marque, sino el que marquen los timbres según un horario estricto.
- Quién hará las preguntas y dirigirá tu aprendizaje, que nunca serás tú mismo, sino unos exámenes a través de los que otros decidirán tus competencias.
- Para qué estudiarás: no para satisfacer tus inquietudes presentes, sino para acumular información que otros dictan será necesaria en tu futuro.
Igual que Rocío, conozco el sistema desde dentro, y lo que me extraña es que aún haya quien mantenga las ganas de aprender a pesar de la escuela. Dice sir Ken Robinson que la escuela mata la creatividad, y yo añado que mata la vida. Que nacemos con una curiosidad innata y que no hay más que observar a un niño pequeño para ver el placer que le produce cada nuevo aprendizaje. Que ese impulso es interno, caótico, diverso, único y no conoce más objetivo que el placer en sí. La neurobiología lo confirma: no hay aprendizaje duradero sin emoción. Y la emoción nunca puede ser impuesta.
La escuela nos desconecta de nosotros mismos y de nuestra fuerza vital, alimentando falsamente el ego de los adaptados a su sistema y condenando a la cárcel de creerse fracasados a aquellos que no han sabido o querido aceptarlo.
Vuelta al cole, ¿y ahora qué?
Septiembre y a empezar otra vez. Puede parecerte exagerado lo que digo, pero día a día del calendario escolar la fuerza de nuestros niños se debilita. La potente capacidad para desarrollar sus talentos se apaga.
Cada vez se extiende más el homeschooling o educación en casa en sus diferentes vertientes (Laura Mascaró es una referente en España sobre el tema) Y está bien si sientes que es vuestro camino y puedes permitírtelo.
Pero tal vez no tengas esa posibilidad, y entonces puede que te ayuden algunas de estas ideas:
- Acompañar a los niños al margen y a pesar de la escuela.
- Situarte de su lado.
- Observarlos para hacer que su curiosidad se vea alimentada con los estímulos que les proporcionaremos con amor.
- Contribuir a su desarrollo sin poner la escuela en el centro de vuestras vidas.
- Hacer que la vida fuera de la escuela sea tan estimulante que ir a clase se convierta entonces en un mero trámite.
- Aprovechar la vida escolar como oportunidad de crecimiento personal.
- Desescolarizarnos nosotros, y aplicar eso que tanto se nos olvida, de que el aprendizaje está en todas partes.
Estas reflexiones no pretenden desvalorizar a las personas que trabajan para el sistema. Sé por experiencia que hay seres humanos excepcionales en todas partes, también dentro de la escuela. Son los faros que salvan a muchos niños. Pero no puedo olvidar que al final, el sistema se lo traga todo, también la voluntad y buen hacer de profesionales muy humanos, y que, como toda organización tan establecida, termina haciendo que, de manera inconsciente, cumplas con una finalidad que tú ni siquiera sospechas.
Os dejo de nuevo con André Stern:
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“Desde que escribimos la historia, no ha existido ninguna generación entera sin violencia pedagógica. Y esa violencia, sin que la percibamos, está por todas partes. Lo que vivimos hoy es la continuación directa de lo que vivimos ayer. Y si nosotros, que somos conscientes de ello, no empezamos a inventar lo nuevo, entonces nadie lo hará nunca.”
Me ha gustado mucho esta entrada, has tratado con delicadeza a quienes estamos dentro y sufrimos las incoherencias del sistema. También destacaría las alternativas que has dado a cómo sobrellevar ese día a día impulsando nuevos objetivos, cómo desarrollo personal o verlo como un mero trámite, no es fácil porque el sistema es absorbente pero con una actitud basada en un nuevo enfoque se hace algo más liviano, sólo algo más .
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Gracias, A buen Puerto. Sé por experiencia lo duro que resulta y qué desvitalizados llegan los niños a la educación secundaria,qué desconectados de sí mismos. Pero algo se mueve, también desde dentro, y tú eres una muestra. Un abrazo.
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Mismo sentimiento por aquí. 4 años de profesora en UK y luchando con el sistema continuamente. Pero da gusto ver que hay padres que tienen el enfoque adecuado.
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Hola, Tanaia. Hablo como madre y como docente y sí, es realmente duro. Me alegra saber que desde dentro somos cada vez más con el mismo sentir. Te mando mucha fuerza,que nos hace falta para equilibrar entre la contradicción y la coherencia.
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