“Cuando un recién nacido aprende en una sala de nido que es inútil llorar está sufriendo su primera experiencia de sumisión.” Michel Odent
La vuelta al cole está aquí a la vuelta de la esquina y con ella llegan los terribles períodos de adaptación. Terribles para los educadores pero sobre todo terribles para los más pequeños. Para hablar de este tema voy a contaros la historia de cuando me llamaron para trabajar en una escuela infantil y duré tres días porque no lo podía soportar.
Era agosto y la escuela tenía muy poquitos niños. Había uno nuevo, era bebé, tenía solo cuatro meses. Entré el primer día y el resto estaban viendo dibujos en la pantalla digital. El bebé lloraba sin parar. Lo cogí sin preguntar. Su profe no me dijo nada pero noté que no le sentaba bien. Ella mientras, estaba sentada mirando como los demás veían los dibujos. Yo cada vez que podía le cogía. El segundo día mientras yo estaba en el aula de al lado oía al bebé llorando en la cuna, solo, en una habitación. La profe decía que se tenía que acostumbrar así a dormir. Yo no podía soportar escucharle. El tercer día cuando entré, el bebé estaba en la hamaca mudo. La profe me miró y con cierto rintintín dijo: ¡Qué bien mi chico ya está adaptado, ya no llora! Salí llorando ese día y no volví más.
Eso no es adaptarse, es resignarse. Es aprender que llorar no me va a servir de nada en este mundo cruel, porque nadie me atiende. Es enseñarle desde muy pequeñito que no se queje cuando algo le haga sentir mal. Es decirle que sus necesidades no importan. Es mostrarle que no merece ser querido y atendido. Es todo eso y mucho más.
Por eso yo no dejo llorar a mi hija ni a ningún niño solo. Porque el llanto se inventó para algo. Los niños lloran para que los atendamos. No pueden hablar y es su única manera de comunicarse con nosotros. Puedo entender que en el aula es muy difícil atenderlos a todos, prácticamente imposible muchas veces, por eso insisto en que la escuela infantil no es el mejor lugar para un niño pequeño y eso nada tiene que ver con que las maestras lo hagan lo mejor que puedan.
Me parece indignante que se esté dando por hecho que los niños tienen que llorar unos días mucho hasta que se cansen y dejen de hacerlo. Que muchos padres y profes entiendan eso como normal cuando es horrible, me parece normalizar el sufrimiento. Hay que luchar por unos períodos de adaptación más largos donde los niños puedan vincularse con un nuevo referente, que aunque prefieran estar en casa, se sientan seguros en la escuela y que sepan que si lloran alguien los va a atender.
Y si tienes 20 y todos lloran y no puedes cogerlos ni atenderlos personalmente porque estás desbordado al menos acompaña, estate presente, diles que los entiendes, no los ignores ni los dejes llorando solos pero sobre todo lucha como puedas para que esto cambie.
¿Y qué es eso de la indefensión aprendida? Justamente lo que acabo de explicar. “Condición de un ser humano o animal que ha “aprendido” a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación aversiva.” Ese bebé que ya no llora cuando quiere brazos será ese niño que le quitan un juguete y se queda parado, que le pegan y no se defiende. Y ese niño será el día de mañana un adulto que cuando abusen de él en el trabajo agachará la cabeza y no se quejará ante lo injusto.
Porque los niños que normalmente decimos que son muy buenos, que no pegan, que no se quejan y que obedecen a todo no son niños sanos, son los que ya han perdido toda capacidad de defensa, algo que es bastante grave y que empieza en la cuna.
Totalmente de acuerdo. Yo salí de mis practicas de Educación Infantil espantada con algunas técnicas, sobre todo en la hora de la siesta. Es un trabajo muy duro y si te quemas, debes saber parar y dedicarte a otra cosa. Hay muy poca empatia y cero respeto con los peques…
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Hola Elena, es cierto. Que hoy en día con todo lo que se sabe se sigan haciendo esas cosas es preocupante. Aunque va cambiando poquito a poco todo o esa es mi esperanza. Un saludo!
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Si, afortunadamente cada vez hay mas centros que trabajan desde el respeto al niño y sus emociones, con adaptaciones presenciales adaptadas a cada caso. Yo tuve la suerte de trabajar en una escuela asi, privada claro, y aprendi mucho, tanto para mi profesión como para la relación con mis hijos La pena es que son privadas y no al alcance de tod@s. Lo mismo con las escuelas de educación libre frente a la escuela convencional. Pero yo también soy positiva, poco a poco y con el efecto mariposa 😉
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Gracias!Y que mal se pasa a veces, pero al final siempre llega la risa… Solo hay que estar allí, presente, sin uir por comodidad.
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As'i es, son momentos muy duros estos primeros d'as. Tenemos que seguir luchando para que esto cambie. Un saludo!
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No puedo estar más de acuerdo con lo que habéis comentado. Me parte el alma ver a niñ@s tan pequeñ@s, llorando tan desesperadamente Y son muchas las mamás que dicen que es normal que han de acostumbrarse. Yo soy abuela de un niño de seis años y mi hija no lo llevo nunca a una guardería y al colegio fue lo más tarde posible Estuvo desde pequeño conmigo
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Lo peor de todo no es que los lleven, hay gente que no tiene otra opción. Lo pero de todo es que estemos insensibilizados a su dolor, que nos parezca normal y le restemos importancia. Que suerte tu nieto de poder estar en casa tanto tiempo 🙂
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Yo fui uno de esos niños. Un saludo
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