«Los árboles no crecen tirando de las hojas» Proverbio japonés
 
Lucía tiene 3 años, es de diciembre y va a la clase de cuatro años y en cuatro años ya no se puede llevar pañal, hayas nacido en enero o en diciembre. Lucía controla bien el pis pero la caca aún se le escapa. Se la hace encima casi todos los días. La tengo que cambiar entera prácticamente todos los días. Todo porque nadie ha entendido bien que a controlar esfínteres, como a andar o a hablar, no se enseña, se adquiere. Lucía no quiere ir al cole.
Con los niños parece que siempre cuanto antes mejor. Cuanto antes anden, hablen o no usen pañal mejor. Como si eso fuera indicativo de algo. Que no lo es. Como si tuviera que ver con lo que va a ser el niño en el futuro o con su nivel intelectual. Hay niños que andan con siete meses y otros que lo hacen con 18. Hay bebés que duermen nueve horas seguidas (los que menos) y otros que se despiertan cada hora y todos son normales.
Con el control de esfínter pasa lo mismo. Cada niño lleva su proceso y hay que respetarlo. Forzarlo solo nos va a llevar a agravar el problema. A estar más tiempo cambiando al niño de ropa. A generar más presión en él. A desesperarnos y agobiarnos.
Si esperamos al momento en el que el niño está física y psicológicamente preparado, el proceso será más lento y sencillo. No pasa nada por volverle a poner el pañal si nos hemos adelantado. No es una vuelta atrás porque nunca estuvo listo.
En muchas escuelas se fuerza el control de esfínter. La meta es que en la clase de tres años salgan todos sin pañal. Para ello se hacen auténticas barbaridades como tener al niño sentado en el orinal durante largos períodos de tiempo hasta que salga algo. ¡Cómo si eso sirviera para algo!
No es el verano el mejor momento para quitar el pañal porque no pasa nada si se mojan, no son los dos años el mejor momento porque es cuando la mayoría controlan. El mejor momento es cuando el cuerpo del niño esté preparado.
Lo sabremos porque el propio niño será consciente de que tiene ganas de hacerlo y nos lo hará saber. Aseguro que no hay niños de ocho años que prefieran hacérselo encima. En definitiva, dejar el pañal es fácil, no hay que hacer prácticamente nada más que esperar a qué el niño esté preparado.
Ah, y por favor, dejemos de ridiculizar, regañar, o enfadarnos porque al niño se le ha escapado algo. En serio, el niño no desea mojarse ni mancharse. Y además si tanto se escapa, seguramente es porque nos hemos adelantado. Así que si alguien tiene la culpa de algo, como casi siempre con los niños, somos nosotros.

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