“Para mí lo realmente subversivo es la revolución amorosa que pone en el centro de la lucha feminista los cuidados y los afectos” Coral Herrara
Feminismo, por si aún queda algún despistado por ahí, es querer la igualdad para hombres y mujeres. Así que, antes que nada, todas deberíamos decir bien alto y bien claro que nos consideramos feministas.
Dentro del feminismo, como pasa en todos lados, hay diferentes posturas. Una de ellas se posiciona en contra de que las mujeres se queden en casa cuidando de los bebés. Dicen que nuestras madres lucharon para conseguir entrar en el mercado laboral y ahora nosotras volvemos a casa a ser esclavas de la crianza y la limpieza del hogar. Hablan de dar biberón para que así la mujer pueda dormir y todo se reparta al cincuenta por ciento, y de escuelas infantiles para que la mujer empiece cuanto antes a trabajar. Esa es su igualdad ideal.
De lo que se están olvidando algunos, es de que los bebés no entienden de igualdad. Entienden de estar nueve meses en un cuerpo que han olido, sentido, oído, escuchado y que es el que necesitan. Pero como suele pasar, lo que necesitan los bebés pasa a un segundo plano. Normalmente el bebé crea un vínculo con la madre, que le da el pecho o pasa más tiempo con él. No se trata de ser iguales respecto a la crianza del bebé, no es necesario, porque resulta que hay mil cosas que un hombre puede hacer para que la cosa sea igualitaria.
Mientras la mamá da el pecho, el papá puede hacer el baño. Mientras la mamá duerme al bebé el papá puede preparar la cena. Puede dar un paseo al bebé para que la mamá duerma la siesta. Pero la idea no está en maternar a partes iguales sino en ser un equipo. Que la mamá no tenga que dar el pecho, dormir al beé, hacer el baño, sacar al bebé de paseo, hacer la cena y todo esto ¡sin dormir!
Nos hemos creído que el trabajo fuera de casa nos hace libres. Y nos la han colado pero bien. Ahora trabajamos fuera de casa por unos sueldos indignos y además seguimos encargándonos más de las tareas de la casa y los niños. No lo digo yo, lo dicen todas las encuestas. Hemos pasado de ser esclavas de nuestra casa a ser esclavas de un sistema que además nos paga peor que a ellos.
Muchas mamás dejan a sus bebés llorando (los bebés y las mamás) en las escuelas infantiles porque se les acaba la baja. Algunas apenas perciben 200 euros porque el resto se va a a la escuela o a la cuidadora, casi siempre mujeres también.
En mi caso, he trabajado cuidando un bebé en una casa y me han pagado por ello, se paga a mujeres de la limpieza que vienen a tu casa a realizar las tareas. Con lo cual cuidar es trabajar.
El problema es que a las mamás que queremos quedarnos en casa cuidando de la casa y de los niños nadie nos da un duro (quien tuviera dos años de baja como en algunos países). Entonces lo que nos esclaviza no es quedarnos en casa y cuidar a los bebés que es lo que necesitan además. Lo que nos esclaviza es que nadie nos paga por ello. Hablemos claro, es cuestión de dinero. Los cuidados no son el problema, el problema es que son invisibles. Aun así yo elijo cuidar.

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