“Uno no siempre puede hacer lo que quiere… pero siempre tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.” Mario Benedetti
Rodrigo tiene 4 años. Sus padres están desesperados porque no come nada. Cuando llega la hora del comedor Rodrigo se empieza a poner nervioso y a preguntar que qué hay para comer. Sabe que empieza un momento horrible y que lo va a pasar mal. Se sienta en el banco del comedor con las manos por detrás colgando porque siempre le han dado de comer y la comida no le interesa en absoluto. Tiene una relación realmente mala con la comida. Después de media hora no ha comenzado y hay que empezar a dar de comer. A mí no me gusta meterles la cuchara, entonces chantajeo, castigo, presiono y solo si no me funciona nada, les obligo. No me siento bien con esto pero los niños no se pueden ir sin comer, ya me lo dijeron en la última reunión. Rodrigo no quiere ir al cole.
El tema de la comida es junto al sueño uno de los grandes problemas que hay en torno a los niños pequeños. Preocupa a padres y maestros. Y como casi todos los problemas que creemos que tienen los niños, la culpa es nuestra, de los mayores.
Si a mi hijo le suelo dar de comer galletas, bollería, chuches es normal que rechace la fruta. No es tan dulce. Yo tampoco la elegiría. Solo que yo soy adulta y se que es más sano comer fruta. A un niño eso le da igual. Por tanto, a un niño no le preguntes si quiere galletas o fruta. Pregúntale si quiere uvas o mandarina.
Si mi hijo come patatas fritas a diario, pizzas, procesados… ¿Cómo le van a parecer sabrosas las verduras? El paladar se acostumbra y se educa. Somos nosotros los que les ofrecemos y damos esas cosas y luego nos echamos las manos a la cabeza porque no quieren comer otras. La clave está, como dice el nutricionista Julio Basulto, en no ofrecer no prohibir. No ofrezcas ni tengas en casa cosas insanas y no tendrás que decir que no. Tampoco prohíbas ciertos alimentos fuera de casa, no hará más que aumentar el deseo.
¿Realmente alguien en su sano juicio pensaría que un niño puede morir de hambre en esta sociedad? Salvo muy muy contados casos de niños con problemas, todo ser humano va a comer para sobrevivir, así que dejemos de esforzarnos tanto para que los niños coman. Lo harán. No son suicidas. Quizá no coman tanto como nos gustaría pero ese es nuestro problema. Los niños mejor que nadie saben cuánto necesitan y si están sanos es lo único que importa. Quizá no coman de todo, pero resulta que nosotros tampoco lo hacemos, respetemos sus gustos. Que más da que no coma naranja si come plátano. Que más da que no coma espinacas si come guisantes. Ningún alimento es imprescindible.
Obligar a un niño a comer es violento. Está mal. Y además es contraproducente. Consigue todo lo contrario de lo que pretende. Comer debe ser un acto de disfrute, no una batalla. Si el niño relaciona el acto de comer con que le griten, le castiguen, le regañen, no querrá comer. Si le metemos la cuchara con zanahoria cuando no le gusta y no quiere solo haremos que la aborrezca. Pongamos en sus platos cosas sanas y relajémonos. Comerán lo que quieran, como hacemos nosotros.
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