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“La infancia es fugaz. Que nuestra obsesión por corregirla no nos impida disfrutarla.”

Sé que este post no va a gustar a mucha gente, pero como ya he dicho otras veces no es mi intención gustar. Antes de empezar, me veo en la obligación de explicar que hablo desde el conocimiento. He realizado un curso y he leído un par de libros de Disciplina Positiva y como os imagináis no, en general no me gusta.

Sé que tiene cosas buenas, sé que no todo el mundo la utiliza igual y que hay gente haciendo las cosas bien. Lo digo de antemano antes de que me lluevan los ataques.

Yo de lo que quiero hablar es de lo que no me gusta de la disciplina positiva y de las cosas que se hacen en su nombre.

La Disciplina Positiva, para el que no la conozca, habla de corregir, reconducir, con un mínimo control (ya esto no me gusta nada) de una forma más amable que el modelo autoritario tradicional. Para mí disciplina y niños no pueden ir unidos. Porque aunque la disciplina se vista de seda, disciplina se queda.

En nombre de la Disciplina Positiva se hacen cosas como las de antes pero de forma más amable. Esto es peligroso, porque además de ser el mismo perro con distinto collar, es más manipulativo aun si cabe que el modelo tradicional. Pongo un ejemplo. Si un alumno me molesta en clase y yo le castigo. Al menos soy transparente. Él me va a odiar y es capaz de ver lo malo que soy. Pero si le digo que me hace sentir mal que haga eso, le estoy haciendo un chantaje emocional que además puede hacer que ni siquiera se de cuenta de que no estoy siendo respetuoso con él.

Me da la sensación que este método se está poniendo de moda, además de porque funciona, igual que los premios y los castigos, porque hay ganas de hacer las cosas de otra manera y queremos recetas que nos ayuden a seguir haciendo lo mismo y no nos damos cuenta de que lo que tenemos que cambiar no es la técnica sino los objetivos.

Si un alumno está aburrido en clase y no quiere estar ahí, se sincero con él, dile que entiendes que es un rollo la clase, intenta motivarle con lo que sea, no le obligues a escucharte si no quiere, pero no busques formas más “dulces” de que atienda si no quiere atender. Haz una reflexión de por qué molesta en clase.

Desde la Disciplina Positiva se habla de poner límites, de forma firme, expresando desaprobación sin atacar. Para mi, esto es regañar y ya escribí acerca de esto. En algunos ambientes supuestamente respetuosos, cuando un niño pega, se le dice: No se pega, eso no lo puedes hacer… todo lo que ya sabemos que hará al niño sentirse peor y por tanto portarse todavía peor. Acompañar un conflicto respetuosamente nada tiene que ver con esto. Si yo quiero poner un límite a un niño que ha roto un juguete por ejemplo y firmemente le digo que eso no se hace, estoy haciendo el mismo conductismo de siempre. Intento que la próxima vez no lo haga para evitar mi desaprobación. ¿No era la idea ver por qué ese niño lanza juguetes? Quizá tiene que descargar, necesita atención y afecto, le parece divertido… No digo que hay que dejar que lo haga, digo que no comparto juzgarle por ello. Eso no le ayuda en nada.

Pero si hay algo de la Disciplina positiva que es realmente irrespetuoso es el tema de las consecuencias lógicas que está muy de moda. Se dice que no hay que castigar que está muy mal, sino que deben aprender de las consecuencias de sus actos. Hasta ahí bien pero el problema es cuando disfrazamos de consecuencias lógicas los castigos de siempre. Ejemplo de consecuencias lógicas reales: Si a un niño se le cae el vaso de cristal de las manos, se rompe. Si pinto la pared, se mancha. Si rompo el juguete ya no sirve.

¿Y qué dice la disciplina positiva? Cosas como: Si tardas mucho en la ducha no hay dibujos. ¿Qué tiene que ver la ducha con los dibujos? Una consecuencia lógica es natural sino será un castigo. Aprender a base de las consecuencias que yo le pongo a los actos del niño no es que aprenda por las consecuencias naturales de sus acciones. Porque que tarde en la ducha no hace que no pueda ver los dibujos, eso lo estás decidiendo tú en base a x motivos.

Ayuda mucho a diferenciar analizar la intención. Si es del tipo “pagar las consecuencias” o que simplemente queremos dejar que prueben y se equivoquen. Yo te dejo que uses el vaso de cristal y no me importa que se te caiga porque así verás que el cristal se rompe, es diferente a, si se te cae lo tienes que recoger.

Otro ejemplo: El niño no quiere llevarse el abrigo al patio, ellos están dentro y no sienten frío claro. Pues no se lo llevo y así aprenderá y se lo llevará la próxima vez. Eso no es respetuoso la verdad. Llévaselo tú, que eres el adulto y dile: lo tengo aquí por si lo necesitas. Deja que cuando tenga frío te lo pida. No le castigues. La consecuencia de no ponerte el abrigo es que tienes frío. No cogerle el abrigo sabiendo que hace frío para que lo sienta es un castigo. Si un niño no quiere comer, dejarle pasar hambre hasta la próxima comida, es un castigo. La consecuencia natural de no comer no es que no puedes comer hasta dentro de cuatro horas, la consecuencia natural es tener hambre. Los horarios de comidas y su seguimiento es algo cultural, los niños no tienen hambre y a la hora sí. Hacerles pasar hambre no es aprender de un error es hacerle pagar por no comer cuando tú considerabas.

En definitiva. Ojo con las modas y con los mensajes con los que nos bombardean de educar sin gritos ni castigos y de una manera diferentes. No es oro todo lo que reluce.

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